NOCHE DE MIEDO

Titulo Original: Fright Night
Año: 1985
Duración: 105 minutos aprox.
Nacionalidad: USA
Color

Dirección: Tom Holland
Guión: Tom Holland
Fotografía: Jan Kiesser
Montaje: Kent Beyda
Música: Brad Fiedel
Reparto: William Ragsdale, Amanda Bearse, Chris Sarandon, Roddy McDowall, Jonathan Stark, Stephen Geoffreys, Dorothy Fielding y Art Evans

Un adolescente aficionado a las antiguas películas de terror de vampiros descubre que su nuevo vecino es una de esas criaturas. Como nadie le cree, y su vida está en peligro, pide ayuda a Peter Vincent, antiguo actor de esas películas y presentador de un programa donde se emiten, para acabar con el.
En clave de comedia, Noche de Miedo es de las mejores películas de vampiros de los 80 (ahora solo me viene a la mente otra, Jóvenes Ocultos). También es una de las pocas, ya que, como bien se recuerda en la película, en aquella década el publico estaba más interesado en enmascarados asesinos de jóvenes recién estrenados... Y lo cierto es que supuso toda una renovación del mito en el cine al colocarlo en un ambiente cotidiano, como es una urbani- zación suburbana, y con unos protago- nistas adoles- centes, publico mayoritario en las salas de cine desde finales de los 70 (si bien la presencia de Roddy McDowall facilita la conexión con un publico adulto), y, no menos importante, el lavado, o más bien ensuciado, de cara que hace de los vampiros, sin dejar por ello de presentar al malvado como una figura atractiva, elegante y refinada. Todo esto lo consigue con un guión muy bien traído y con unas interpretaciones que, aunque en algunos casos exageradas, casan muy bien con el homenaje, algo irreverente y desde una posición (injusta) de superioridad, que el film hace de las películas de la Hammer y, posiblemente en mayor medida, de las de Roger Corman. La realización y el montaje son expresivos pero no efectistas y, junto con los efectos de maquillaje y la fotografía, consiguen una película estupenda para revisar tanto por los aficionados al genero, como para cualquier cinéfago que se precie, sin dejar de ser un entretenimiento algo más que digno para cualquier espectador que supere, hoy en día, el prejuicio de acercarse a una película de terror adolescente de mediados de los 80.